El escuerzo cornudo (Ceratophrys cornuta), del nordeste de Brasil, Guayanas y oeste de Ecuador, es de cuerpo voluminoso y rechoncho, Por su aspecto recuerda a un sapo verdadero, pero tiene la cabeza enorme y elevada. La especie debe su nombre a que posee sobre cada ojo una prolongación parecida a un cuerno pero de consistencia blanda, cuya longitud iguala a la del diámetro del ojo. Su tamaño también es importante, ya que puede alcanzar 20 cm de longitud y una anchura apenas inferior, lo que realza todavía mas su hórrido aspecto.
Este sapo inspira temor a la gente porque, cuando se siente acorralado, planta cara incluso a los seres humanos y se defiende mordiendo con sus mandíbulas. La potencia de éstas, combinada con el gran tamaño de la cabeza, le permite alimentarse de presas tan grandes como aves, tortugas, pequeños mamíferos, serpientes y otros anuros, Incluso los renacuajos (no sólo de esta especie, sino también de otras del mismo género) son carnívoros y, contrariamente a la mayoría de las larvas de anuros, tienen ambas mandíbulas tapizadas con varias hileras de dientes afilados como si fueran tiburones.
Análogo al escuerzo cornudo, pero con los cuernos mucho menos pronunciados y de menor tamaño, es el escuerzo ornado (C. ornata), que vive en zonas boscosas del sudeste de Brasil, Uruguay, Paraguay y parte de Argentina, y destaca por su coloración muy viva que es, sin embargo, perfectamente críptica en la hojarasca del bosque. Aún así, este anfibio suele permanecer escondido bajo las hojas secas, asomando tan sólo los ojos, para acechar a sus presas. Las otras cuatro especies de este género tienen, como el escuerzo cornudo, el párpado superior de cada ojo transformado en una especie de cuerno. Una de ellas, C. americana, es muy similar a un pequeño sapo común -no supera los 5 cm de longitud y los cuernos son poco aparentes-; la otra, C. boei, es uno de los anuros más pequeños, ya que no sobrepasa los 2 cm.
Las otras cuatro especies de este género tienen, como el escuerzo cornudo, el párpado superior de cada ojo transformado en una especie de cuerno. Una de ellas, C. americana, es muy similar a un pequeño sapo común -no supera los 5 cm de longitud y los cuernos son poco aparentes-; la otra, C. boei, es uno de los anuros más pequeños, ya que no sobrepasa los 2 cm.